Hay frases que llegan a nuestra vida como un regalo, en momentos y formas inesperadas, y que nos dejan una huella profunda. Este es el caso de una expresión que nació en el segundo semestre del año 2019 en la ciudad de Medellín, Antioquia. La frase "Lo importante no es el negocio en sí, lo importante es que Dios esté en el negocio" se me reveló en un sueño durante una madrugada fría mientras dormía junto a mi esposa.
El Sueño: Una Revelación Divina
En mi sueño, me encontraba observando un negocio que parecía tener un éxito impresionante. Había una constante afluencia de clientes y un ambiente de prosperidad que capturó mi atención. Como administrador, con experiencia en la gestión de negocios, comencé a analizar las posibles razones de ese éxito. Observé cada detalle, pero, según mi criterio profesional, no había nada que explicara esa concurrencia y prosperidad extraordinaria.
Lleno de intriga, me pregunté: "¿A qué se debe el éxito de este negocio?". En ese momento, en medio de mi análisis y desde mis espaldas, escuché una voz clara que respondió: "Lo importante no es el negocio en sí, lo importante es que Dios esté en el negocio".
Un Regalo en Forma de Palabras
Desperté de inmediato, impactado por la claridad y profundidad de lo que había escuchado en el sueño. Sentí que no se trataba de una simple frase; era un mensaje especial, uno que me fue dado como un obsequio para compartirlo con quienes buscan el éxito en sus negocios y empresas. Sabía que no debía dejarlo pasar, así que, aún adormecido, le pedí a mi esposa que anotara las palabras exactas que había escuchado.
A la mañana siguiente, revisé los apuntes que mi esposa había escrito y reflexioné sobre el mensaje. Comprendí que esas palabras no eran mías, sino que me habían sido regaladas como una guía, no solo para mí, sino para cualquier persona que quisiera ponerlas en práctica en su negocio. Era un recordatorio de que, más allá de las estrategias y conocimientos empresariales, existe un factor mucho más poderoso: la presencia de Dios en nuestras decisiones.
El Significado Profundo de la Frase
La frase "Lo importante no es el negocio en sí, lo importante es que Dios esté en el negocio" nos enseña que, aunque las técnicas y conocimientos empresariales son valiosos, hay un fundamento esencial que a menudo se pasa por alto: la fe y la confianza en un propósito mayor. Este mensaje sugiere que cuando invitamos a Dios a ser parte de nuestras decisiones y emprendimientos, estamos construyendo sobre una base sólida que va más allá de cualquier variable del mercado o de las dificultades económicas.
En el mundo de los negocios, es común enfocarnos en las cifras, las estrategias de marketing, el análisis de la competencia y la optimización de procesos. Pero este sueño me recordó que, al centrarnos en valores más profundos e integrar la fe en nuestras acciones, el éxito y la prosperidad se convierten en consecuencias naturales.
Cómo Aplicar Este Principio en Tu Negocio
El mensaje que se me dio en ese sueño puede aplicarse de diversas maneras en cualquier negocio. Aquí algunas sugerencias:
Oración y Reflexión Antes de Tomar Decisiones: Antes de implementar una nueva estrategia, lanzar un producto o iniciar un proyecto, es útil tomarse un momento para orar y reflexionar. Pedir guía y sabiduría para tomar la mejor decisión puede marcar la diferencia.
Integridad en Todas las Acciones: Hacer negocios con integridad y honestidad, sabiendo que nuestras acciones reflejan nuestros valores y principios, es una forma de honrar la fe que nos guía.
Propósito Más Allá de las Ganancias: Definir un propósito para tu negocio que vaya más allá de la simple obtención de beneficios es clave. Un negocio que busca impactar positivamente a su comunidad y servir con amor y generosidad tiene más posibilidades de atraer la prosperidad de manera integral.
Conclusión
La historia detrás de esta frase demuestra que, en el mundo de los negocios, hay factores que van más allá de lo que las cifras y las técnicas pueden enseñarnos. La fe, el propósito y la presencia de Dios en nuestras acciones son elementos que, aunque invisibles, pueden ser el verdadero fundamento de un éxito duradero y significativo.
Cuando integramos estos principios en nuestros negocios, construimos algo más que una empresa rentable; creamos un legado que impacta la vida de otros y deja una huella positiva en el mundo. Por eso, recuerda siempre que lo importante no es el negocio en sí, lo importante es que Dios esté en el negocio.
Preámbulo del libro:
El Secreto de la Prosperidad: Dios en el Negocio
The Secret to Prosperity: God in Business
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